WILLIAM STEWART HALSTED. LOS GUANTES POR AMOR

Nació en una familia rica, y tenía todas las ventajas de una educación  privada de élite antes de asistir a la Universidad de Yale. Obtuvo su título de médico en la Universidad de Columbia, pasó dos años estudiando en Europa, y estableció una práctica respetada en Nueva York.

En 1877, mientras trabajaba en el Hospital Bellevue de Nueva York, trató de convencer a los administradores del hospital para la construcción de un quirófano estéril. El hospital se negó, ya que la propuesta era una gran  innovación y bastante cara, por lo que Halsted utilizó 10,000 $ de sus  propios fondos para levantar una carpa en el recinto del hospital, equipado con suelos de madera de arce, las luces de gas, e instalaciones de  esterilización siendo el primer entorno operativo estéril en la historia clínica .    

En 1886 llegó a Baltimore por invitación del Dr. William H. Welch , y allí pasó varios años experimentando con perros para mejorar la técnica quirúrgica para la sutura intestinal y la cicatrización de heridas.

En su larga carrera en Hopkins, Halsted introdujo las técnicas quirírgicas de aneurismas, bocios, reparación de hernia, suturas intestinales, cirugía del tiroides y el tratamiento de la tuberculosis, y estableció el sistema de formación de residencia, además de un mayor énfasis en la limitación de la pérdida de sangre y reducir al mínimo los tejidos dañados.

En el año 1890 fue nombrado jefe del servicio de cirugía del recién  inaugurado hospital de la Universidad Johns Hopkins (Johns Hopkins University) y en 1892 accede al nombramiento como primer profesor de cirugía de la escuela de medicina.

William S. Halsted fue el inventor de los guantes de látex en 1889.

Lo hizo por amor pues una enfermera del hospital Johns Hopkins de  Bartimore, su instrumentista,  Caroline Hampton, sufrió un eczema debido a los líquidos utilizados para desinfectar el material quirúrgico.

De este modo, el jefe de cirugía, William S. Halsted, enamorado de ella, se puso a pensar una solución para este problema.

Halsted encargó a la empresa Goodyear, fabricante de neumáticos y artículos de caucho, que fabricara unos guantes de goma para la  protección de la piel de su ayudante, con una goma lo suficientemente fina para permitir un trabajo manual preciso. Éste fue el origen de la a utilización actual de los guantes de goma en los quirófanos. Curiosamente, durante un largo tiempo Halsted los utilizó simplemente como medida protectora del cirujano y sus ayudantes y no se percató hasta después de varios años de la contribución de los guantes a la asepsia de la cirugía.

Con esto resolvió el problema de su amada.

Por supuesto, se casó con Carolina Hampton.

Fue sometido a una colecistectomía en 1919 y reintervenido por colangitis en 1921, falleciendo un año más tarde como consecuencia de una complicación neumónica.

SIR ERNEST WILLIAM MILES

Sir Ernest William Miles, nació en 1869 en el pueblo de Uppingham, en Rutland, el condado más pequeño de Inglaterra. Poco después de su nacimiento, se trasladó con su familia a Puerto España (Trinidad), donde su padre William Miles llegó a ser director del Royal College.

Asistió a la Facultad de Medicina de San Bartolomé en Londres, acabando sus estudios en 1891. Hasta 1899 fue profesor ayudante en el departamento de anatomía.

Miles fue un alumno aventajado de Harrison Cripps, conocido por su trabajo en la patología rectal (fue el primero en relacionar metástasis con diseminaciones  del tumor primario por sangre o ganglios linfáticos) y durante este tiempo, comenzó sus trabajos sobre la cirugía “radical” del recto y vías de diseminación.

Se formó como residente en el hospital de San Marcos y en el Hospital Metropolitano,  ambos en Londres.

En 1900, junto con David Goodsall, publicó el libro “Diseases of the Rectum and anus”.

Poco después fue nombrado Cirujano Consultor del Hospital Gordon para enfermedades del recto, convirtiéndolo en centro de referencia a nivel mundial, formando cirujanos como los hermanos Mayo o Lord Moynihan entre otros.

Desde los comienzos de su carrera le interesó particularmente la cirugía del cáncer de recto. Hasta 1906 practicó diferentes métodos perineales de escisión del recto, pero en 54 de sus 57 casos los pacientes desarrollaron recidivas entre los seis meses y los tres años tras la intervención. El minucioso y sistemático estudio post mortem de la diseminación de la enfermedad en cada caso le llevó a la conclusión de que el abordaje perineal no era adecuado por sí sólo. Además sentó varios principios vigentes hoy, entre ellos, que la colostomía abdominal es siempre necesaria; que debe extirparse todo el colon pélvico  – a excepción del fragmento estrictamente necesario para realizar la colostomía – por la procedencia de su irrigación sanguínea; que debe de extirparse siempre el mesocolon pélvico por debajo del  punto en que cruza la arteria iliaca común; y que el tiempo perineal de la operación se ha de practicar lo más amplio posible para que permita extirpar perfectamente las zonas laterales y las más bajas del tejido afectado.

Para proceder así, su primera técnica abdominoperineal  incluyó una previa colostomía iliaca izquierda, que practicaba al menos dos semanas antes de la operación definitiva. El tiempo abdominal de la resección terminaba arrinconando el recto y el colon sigmoides libres en la pelvis, sobre la que se suturaba el peritoneo. Entonces se colocaba al paciente en posición lateral derecha y se procedía a practicar el tiempo perineal de la operación, cuyo final requería un tubo de drenaje, alrededor del cual se aproximaban los bordes cutáneos.

Miles publicó la descripción de su técnica en Lancet en 1908, cuando había reunido doce casos,  cuatro de los cuales habían fallecido. La mortalidad fue descendiendo progresivamente en sus posteriores informes, pero todavía pasaron algunos años antes  de que su técnica se adoptara de forma generalizada. Aunque la resección exclusivamente perineal  era menos eficaz, resultaba mucho más sencilla que la operación de Miles y tenía menor mortalidad operatoria. Miles fue perfeccionando el procedimiento hasta acortar  notablemente la duración  de la intervención, a la vez que la cirugía adquiría un mayor control sobre la hemorragia e iba disminuyendo la probabilidad de muerte por shock quirúrgico.

La aceptación internacional de esta técnica supuso  para Miles el reconocimiento general como cirujano y maestro de cirujanos. Siguió publicando artículos y capítulos sobre proctología hasta 1939.  Murió en su casa de Londres el 24 de septiembre de 1947, a los 78 años de edad.

Algunos de sus colegas señalaron entonces que mientras la solución del cáncer de recto siguiera siendo quirúrgica, el nombre de Miles seguiría ligado a la labor pionera que inició, tanto en la sólida fundamentación de la patología ano-rectal como por la espléndida  y  exquisita técnica que nos ha legado.

Efectivamente, en la actualidad denominamos “operación de Miles” a la resección abdomino-perineal  del segmento inferior del colon sigmoideo y del recto que incluye colostomía permanente, extirpación del colon pélvico, mesocolon  y ganglios linfáticos adyacentes y extirpación perineal amplia de recto y ano.

SAN FIACRO. PATRONO DE LA PROCTOLOGIA

En el período medieval (1096-1438) la cirugía adquiere gran desarrollo y el cristianismo inicia su obra de solidaridad humana propiciando la organización de hospitales y asilos para enfermos. Los conocimientos sobre las hemorroides se hacen más vagos, se pierde el término hemorroides, siendo reemplazado por el de «emorides», «amouranes», «amourrances», «amereaudes», etc., y además estos términos parece que se refieren más al conjunto de afecciones anales que al propio proceso hemorroidal en sí. En esta misma época san Fiacro (Fiacre en francés, Fiachra en celta), patrón de los jardineros, se convierte en el patrón de los enfermos de hemorroides, y esta enfermedad en el llamado «mal de san Fiacro».

¿Quién era este san Fiacro? Al parecer era el primer hijo de Eugenio IV, rey de Escocia (alrededor del año 600), que prefirió seguir la senda religiosa y marchó a Francia con su hermana Sira. Se estableció en la diócesis de Meaux (departamento del Sena y Marne), no lejos de París, cuyo obispo era san Faron. Sira entró en un convento y a su muerte fue canonizada como una de las vírgenes santas de la Iglesia. Su hermano Fiacro llevó una vida de ermitaño en Breuil, en Brie, en un lugar que se llama hoy Saínt Fiacre. No quiso regresar a Escocia para suceder a su padre en el trono y recibió las órdenes sagradas de san Chilain, noble escocés que vino a su encuentro desde Roma.

La fama de Fiacro se extendió rápidamente y acudía gente de todas partes y de todas las clases sociales a visitarle y, naturalmente, le llevaban también enfermos.

Como necesitaba un terreno mayor que el que tenía, se lo pidió a su obispo. La leyenda dice que san Faron estaba dispuesto a cederle todo el terreno que él pudiese conseguir en un día de trabajo cavando a su alrededor una zanja con una azada, y él consiguió una gran extensión de terreno, pues el trabajo de la zanja se hacía con solo pasar su bastón.  Construyó un hospital para los enfermos que iban a consultarle; reteniéndolos dos días, les servía potajes preparados con legumbres que él mismo cultivaba y que tenían la virtud de calmar las hemorroides.

Como cultivaba el campo muy bien, obtenía espléndidos frutos y bellísimas flores, algunos le envidiaban y una mujer llamada Baguenaude lo acusó de sortilegio. Faron el obispo lo convocó para una indagación y lo sometió a la prueba de esperar el juicio de Dios, sentado en una gran piedra, frente a la iglesia, y así estuvo Fiacro durante varios  días hasta que al fin, convencido el obispo de su inocencia, lo mandó volver a su ermita,  y a la calumniadora mujer la expulsó diciéndole:«¡Vuelve a tu rueca Baguenaude!.» Y desde entonces «Baguenaude» significa en francés perder el tiempo diciendo cosas ociosas e inútiles.

La piedra en la cual el Santo estuvo sentado esperando el juicio de Dios se hizo blanda como la cera al recibir la impresión de su cuerpo. Este y otros milagros probaron su inocencia. Y de aquí nació la leyenda de que los que se sentasen en esa piedra curarían sus hemorroides. Du Plessis, en su Histoire de L ‘Eglisede Meaux (1731), aunque duda de la veracidad de esta historia, dice que «hace siglos que en el monasterio de Saint Fiacre se conserva una piedra sobre la cual quienes padecen hemorroides se sientan pudorosamente sin desnudarse ni levantarse sus vestidos», y asegura que varios hombres y mujeres obtuvieron por este medio una completa curación.

San Fiacro murió el 30 de agosto del 670, y este día se celebra su festividad. Está enterrado en una capilla moderna en Saint Fiacre, en Brie, y es un famoso lugar de peregrinaciones no sólo para buscar remedio a las hemorroides, sino a las diversas afecciones anorrectales, intestinales y hemorragias rectales. Se dijo que Enrique V de Inglaterra (1413-1422) murió en Vincennes de la enfermedad de san Fiacro y que, a pesar de las oraciones al Santo, no se realizó el milagro.

Algunos quieren ver en ello la prueba de su origen irlandés más que escocés.

Bossuet, un sucesor de san Faron en el arzobispado de Meaux, oró ante el relicario del Santo por el restablecimiento de Luis XIV durante la famosa operación la fístula del rey (21 de noviembre de 1687). Y parece que también llevaron alguna reliquia del Santo  a París para curar al cardenal Richelieu. San Fiacro fue asimismo el patrón de los  labriegos y jardineros, y ésta es la razón por la cual aparece siempre con una azada en todas las efigies y grabados. Hoy ha descendido el culto a san Fiacro, quizá porque las hemorroides se  operan mejor. En aquel tiempo los métodos operatorios eran el de Aecio de Constantinopla (<<exteriorización de las hemorroides con un gancho y sección de las mismas con un cuchillo de ancha lámina») y el de aplastarlas y cauterizar las con unas pinzas de hierro al rojo vivo. No es de extrañar, pues, que los enfermos prefiriesen hacer una visita al Santo antes de someterse a la operación.

Invocación a san Fiacro

Jesús, nacido en Belén, sufrió en Jerusalén y derramó su sangre. San Fiacro, por el poder de Dios, te suplico que digas y mandes a la sangre que deje de manar, como las aguas del Jordán se detuvieron para permitir a los hebreos entrar en el país de Canaán, y que ordenes al mal que deje de atormentarme, como el diablo dejó de atormentar a Jesús tras haber intentado en vano hacerle sucumbir.

JAVIER LENTINI MARUGAN

Javier Lentini Marugán.  Barcelona (1929- 1995). Desarrolló su labor médica íntegramente en Barcelona.

Desde muy pronto se dedicó a la proctología y así, en 1965, cuando se forma la Asociación de Proctología, dependiente (filial) de la SEPD, figura como primer secretario y figura también como secretario en 1969, fecha, en la que bajo su dirección, se edita (laboratorio Liade) la primera publicación en Proctología: TEMAS PROCTOLÓGICOS. Esta publicación reunió  a  los más destacados miembros de la especialidad en España, siendo su difusión muy importante.

En este libro, los capítulos del Dr. Puente Domínguez y  el Dr. Pallarés Machí clarificaron y ayudaron a entender la anatomía del canal anal y su concepto clínico.

En 1978, en el Congreso Mundial de Coloproctología, celebrado en Madrid, reunió a los profesionales más destacados y conocidos en el mundo de la coloproctología (Soullard, de los Ríos, Arnous, Denis, Neiger, Parks, A. Bensaude, etc..), y publicó su libro TEMAS DE COLOPROCTOLOGÍA (Ed. Fontalba, 1982), obra en colaboración con otros autores, siendo él Director de la misma. Curioso pero, no colocó a nadie de EEUU,  ni de habla inglesa ( a pesar de ser buen amigo de Goligher), ya que decía que ellos ya tenían su   “publicación Diseases of the Colon and Rectum,  donde se publican  los mejores trabajos de su país y muchos otros en lengua inglesa, pero se ignoran otras culturas  médicas”.

En 1981 fue nombrado Presidente de la AECP.

Si importante fue como médico, también fue, un notable poeta y escritor (Antología poética 1984, Museo de exorcismos 1975, Trilogía prohibida 1977 y otros más), siendo además editor de la revista Hora de poesía.

Fue una persona polifacética ya que investigó temas históricos dentro de la Proctología, fue etnólogo, coleccionista, traductor de Becket o Artaud, mecenas, etc…

LA FISTULA DE ANO, EL REY SOL Y EL HIMNO DE INGLATERRA

El reinado de Luis XIV (1638-1715), el Rey Sol, llevó a Francia a una de sus épocas más gloriosas.

Pero, no todo fue “glorioso” durante este periodo, ya que durante varios años el Rey estuvo sufriendo “en silencio las hemorroides, para ser más exactos y precisos una fístula de ano.

El rey debía de sufrir problemas de estreñimiento crónico que derivaron en una fístula de ano con sus correspondientes dolores e irritabilidad al evacuar.

Siguió unos cuantos tratamientos, propios de la época, que no hicieron otra cosa que empeorar su real culo.

Durante un año se experimentó con los enfermos de fístula de ano para lograr una técnica para curar al rey.

Al no haber resultado curado ninguno de sus súbditos se autorizó a los cirujanos Charles Félix de Tassy y Bessières a operar al rey.

Félix de Tassy decidió que la única solución era una intervención quirúrgica, pero no la había realizado nunca, por lo que decidió experimentar con “otros” pacientes. Después de varias intervenciones y algún que otro contratiempo con los “voluntarios” decidió que ya estaba preparado.

El método quirúrgico empleado fue el de Fabricio D’Aquapendente, con un siringotomo cuya extremidad se continuaba en un estilete que hacía las funciones de guía para la incisión de todo el canal y fue llamado “bisturí royal”.

El día 15 de enero de 1687 el rey pudo considerarse ya curado y dar un paseo por los jardines de Versalles (dos meses más tarde de la  intervención).

La curación del rey fue motivo de alegría para todo el pueblo y uno  de los mejores músicos de la época, Jean Baptiste Lully, francés de origen italiano, decidió componer la canción/himno “Gand Dieu sauve le Roi”. Más tarde llegaría a convertirse en el himno de la monarquía hasta la Revolución Francesa.

En 1714, Georg Friedrich Haendel (o Händel) se encontraba de visita en Francia donde el himno era “el número uno de los éxitos”, y se quedó con aquella pegadiza música.

El 1 de agosto fue nombrado rey de Inglaterra Jorge I y Haendel, que ya había sido músico de cámara del príncipe Jorge en Hanover, se traslada definitivamente a Londres donde realizó sus mejores composiciones.

Dándole vueltas a aquella música que había escuchado en Francia, y haciéndole algún arreglo, se la ofreció a Jorge I como propia y terminó por convertirse en “God save the Queen”, o “God save the King”, el actual himno británico.

 

JOHN CEDRIC GOLIGHER

Nacido en Londonderry, Irlanda del Norte el 13 de marzo de 1912. Se licenció en Medicina en la Universidad de Edimburgo en 1934. Residente de cirugía en el Hospital de St. Mark´s de Londres.

En 1941 se incorporó a la armada, en la Royal Army Medical Corps y como cirujano militar fue responsable de un equipo quirúrgico en las campañas de Creta e Italia, llegando al grado de teniente coronel.

Después de la guerra, volvió al St. Mark´s, incorporándose también al staff del St. Mary como médico jefe. En 1947 fue nombrado cirujano consultor en los dos hospitales.

En 1955 es nombrado profesor en la Universidad de Leeds y director del Departamento de Cirugía, puesto que mantendría hasta su jubilación, como profesor  emérito.

En 1961, apareció el libro que ha sido y sigue siendo “objeto de culto” para muchos cirujanos: “Surgery of the Anus, Rectum and Colon”. Cinco ediciones han seguido a éste, que ha servido para difundir y educar a muchas generaciones de cirujanos colo-rectales.

Su trabajo en Leeds atrajo a muchos cirujanos de todo el mundo que estaban interesados en las enfermedades gastrointestinales. Una de sus importantes contribuciones fue el grapado para anastomosis intestinal y anastomosis colo-rectal.

En 1974 fue nombrado Miembro Honorario del Colegio Americano de Cirujanos.  En 1978 se retiró de la práctica activa en Wetherby (a unos 10 Km al noroeste de Leeds).  Fue uno de los más importantes cirujanos clínicos investigadores, en el mundo.

En 1981 fue galardonado con la medalla de Lister.

Falleció en 1998.

Para más información de sus trabajos se puede acudir a:  http://www.ncbi.nlm.nih.gov/sites/myncbi/collections/public/1JItqh0rczAWCsNHTXXauJO

JOHN ARDERNE

En el  Medievo  aparece John  Arderne,  llamado por muchos el “Padre de la Proctología”.

Fue un importante especialista en esta materia,  por sus conocimientos anatómicos de la región y por su dedicación en especial.

John Arderne nació en Newark (Nottinghamshire) en 1307, de donde pasó a Londres, llegando, como cirujano militar, a actuar en la guerra de los Cien Años; tuvo allí la oportunidad de operar abscesos y fístulas.

Fue médico del duque de Lancaster, el “Príncipe Negro”.

Escribió en 1349 un ensayo sobre los enemas e inventó instrumentos  quirúrgicos.

Su obra maestra fue “Practica Magistri Johannis de Arderne”, en la cual condensó toda su experiencia y conocimientos de la cirugía anorrectal. Dicho tratado fue escrito en latín en 1370 y parcialmente traducido y publicado en inglés por John Read en 1588. El resto quedó en forma de manuscrito, cuyo original se conserva en el British Museum, y la reproducción hecha por D´Arcy Power se exhibe en la Biblioteca de los Cirujanos, en Washington (Teatrises of Fistula, Hemorroids and Clisters).

El manuscrito de Arderne contiene las ilustraciones del instrumental que el autor empleaba en el tratamiento de las fístulas de ano  y formula los principios básicos que él utilizaba en su tratamiento quirúrgico, obteniendo al parecer muy buenos resultados.

Aconseja para la fístula anal, tratamiento combinado de ligadura e incisión.

“Se inserta una sonda en la fístula, y se hace atravesar por 4 hilos de ligadura, haciendo pasar la ligadura por la fístula. Se anudan los dos extremos de los hilos y se tira progresivamente. Se pasa luego el bisturí sobre la sonda acanalada y se corta”.   “Las ramificaciones de la fístula deben de ser tratadas de la misma manera”.   “Para evitar la hemorragia basta la presión : vendaje en T”.   Su técnica quirúrgica para tratar las fístulas, fue usada en todas las naciones europeas hasta 300 años después y tuvo gran éxito tardío con la operación de Luis XIV de Francia.

En las hemorroides aconsejaba escisión y ligadura. A él se debe la descripción detallada de los tipos de hemorroides (internas, externas y trombosadas) y de otras afecciones anorrectales.

Tiene el mérito de haber dado gran importancia al tacto rectal, efectuando la descripción clásica del  chanclo (neoplasia) rectal.

“antes de efectuar cualquier operación en el ano-recto, el cirujano debe explorar esa región con el dedo, para asegurarse de que no hay induraciones”.

“Si se encuentra una masa (hay un cáncer presente), no se debe de operar porque el caso es incurable”.

“El chanclo se trata de un tumor situado en el recto, de consistencia muy dura, pero poco dolorosa… y para su diagnóstico es necesaria la exploración rectal digital… gracias a la cual podemos palpar una masa dura como una piedra”.

“El chanclo (cáncer de recto), es incurable y se debe de renunciar a la intervención”.

Sus libros fueron escritos antes de la imprenta, por lo que fueron muy poco difundidos. Tienen el gran valor de haber sido publicados en una época en que estaba mal visto que los médicos tratasen enfermedades anorrectales.

Falleció en 1390

JULIA DEMPSEY (Hermana María José)

El nódulo de la hermana José o María José (Sister Joseph’s.) es una masa profunda  en el área umbilical que se asocia con metástasis de cáncer intraabdominal, generalmente de origen ovárico, gástrico, pancreático o colorrectal. Es el único caso de un epónimo que lleva el nombre de una enfermera. Su uso es raro en el continente europeo siendo más frecuente en Norteamérica.

Cuando hablamos de la hermana María José nos estamos refiriendo a Julia Dempsey, que nació en 1856 en Salamanca, estado de Nueva York, según unos, y en las afueras de Rochester, estado de Minnesota, según otros.  Era hija de Patrick y de Mary (Sullivan) Dempsey,  inmigrantes procedentes de Irlanda. Tres de sus hijas fueron monjas de la orden de Saint Francis. Julia ingresó en la congregación en 1878 y fue ordenada como hermana María José a la edad de 22 años. Sus aptitudes para la organización y gestión destacaron muy pronto, lo que hizo que ascendiera tempranamente en la jerarquía de la orden. Llegó a ser directora de la Congregation’s missionary School de Ashland, Kentucky, en 1880 a la edad de 24 años. En 1889 fue trasladada al recien inaugurado Hospital Saint Mary en Rochester, a petición de la madre Alfred Moes, fundadora de la orden.

En 1883 un tornado arrasó la ciudad de Rochester. Tras la catástrofe las hermanas de Saint Francis exhortaron al cirujano y médico más competente de la zona, William Worral Mayo (18151911), a que fundara un hospital. Ellas aportaron la suma de dinero necesaria, que fue, en esa  época, de 2000 dólares. Se inauguró el 1 de octubre de 1989 con cinco enfermeras y trece  pacientes. Sus primeros directores fueron los hijos de W. W. Mayo, Charles Horace y William  James. Durante el primer año se realizaron 300 intervenciones quirúrgicas que llegaron a las 600 en  1906.

La hermana María José se incorporó el 10 de Noviembre de 1889 sin saber nada de enfermería. Adquirió sus primeros conocimientos y habilidades de la mano de Edith Graham, quien se había graduado en la Escuela de enfermeras del Hospital de Mujeres de Chicago y que, más tarde, sería la esposa de Charles Mayo. Fue la primera profesional con título del estado de Minessota. En seis semanas la hermana María José fue nombrada enfermera jefe y en un año llegó a ser la primera ayudante quirúrgica de William Mayo. Debido a su gran capacidad para la gestión, tres años más tarde alcanzó el grado de superintendente del Hospital. Fue una de las responsables de las sucesivas ampliaciones del hospital; ocho entre 1894 y 1931.

Los hermanos Mayo preferían trabajar con poco personal altamente cualificado y entrenado.  Incorporaron pronto las novedades que surgían en la época,  referentes a la anestesia, a la antisepsia y asepsia y a los métodos para evitar las hemorragias. Esto les permitió perfeccionar las intervenciones en el abdomen que hasta entonces sólo habían realizado en casos de urgencia.

Pronto acudieron pacientes de todas partes así como médicos que deseaban aprender estas nuevas técnicas. Las manos de la hermana María José eran tan pequeñas que podían deslizarse por cualquier rincón del cuerpo allí donde las del señor Mayo no alcanzaban. También era normal que se encargara de hacer la primera incisión así como de cerrar la herida quirúrgica al final  de la operación.

La hermana María José fue la primera persona en llamar la atención de la presencia de un nódulo paraumbilical que, a menudo, era la única señal de la existencia de un cáncer intraabdominal de carácter maligno. Este hallazgo fue recogido por William Mayo en un artículo que publicó en 1828, pero se refería a este módulo como “pants button umbilicus”. Fue Hamilton Bailey en su décimosegunda  edición de su manual titulado Physical Signs in Clinical Surgery, publicado en 1949, quien utilizó por vez primera el epónimo. A veces, esta es la única evidencia de que existe una neoplasia maligna e indica un mal pronóstico. La facilidad para acceder a él evita las molestias que pueden causar otros métodos diagnósticos de tipo histopatológico.

Como Florence Nightingale, la hermana María José fue consciente de que las enfermeras debían recibir una formación reglada. En noviembre de 1906 se abrió formalmente la Escuela de enfermeras del Hospital Saint  Mary , que en 1915 recibió la acreditación del Comité Médico del estado de Minessota. El curriculum de dos años se alargó en uno más, estructura docente que se mantuvo hasta 1970. La hermana María José también estimuló la formación universitaria entre los miembros de su orden que tuvieran que trabajar en hospitales. Así, algunas se formaron en dietética, otras en administración hospitalaria, y otras en enfermería.

La hermana María José rechazó en vida muchos honores y homenajes. Murió de bronconeumonía a la edad de 82 años, el 29 de marzo de 1839. Está enterrada en el cementerio de Saint Joseph, en Rochester.

Recientemente el edificio original del Hospital Saint Mary (Clínica Mayo) ha sido llamado Joseph Hospital en su honor. Se da la casualidad de que pocas semanas después murieron también William y Charles Mayo.

Georges Hoyt Whipple

Georges Hoyt Whipple nació el 28 de agosto de 1878 en Ashland (New Hampshire, Estados Unidos).  Su padre, Ashley Cooper Whipple, igual que su abuelo, era médico. Su madre se llamaba Frances Hoyt. Puede enmarcarse su obra en la época en la que se produjeron una gran cantidad de hallazgos clínicos gracias al extraordinario auge que alcanzó a finales del siglo pasado lo que E. H. Ackerknecht llama “medicina de laboratorio”.

Comenzó sus estudios en la Andover Academy y después ingresó en la Universidad de Yale, donde obtuvo lo que equivaldría al grado de licenciado en 1900. Más tarde, en 1905, obtuvo el doctorado en medicina en la Universidad John Hopkins. El mismo año fue nombrado profesor asistente de Patología en la John Hopkins Medical School, que en aquellos momentos contaba con excelentes profesionales y comenzaba a gozar del mismo prestigio que las universidades europeas de mayor renombre. Aunque pasó un año en el Ancon Hospital de Panamá, continuó en la mencionada Universidad hasta 1914.  Aparte del puesto de asistente, fue también “instructor” y “profesor asociado” de la disciplina.

Más tarde, en 1914, fue nombrado profesor de investigación médica en la Escuela Médica de la Universidad de California así como director de la Hooper Foundation, institución consagrada a la investigación. Durante 1920 y 1921 ocupó el cargo de decano de la mencionada Escuela. Después de esto fue profesor de patología y de nuevo decano de la Escuela de Medicina y Odontología de la Universidad de Rochester.

Los principales temas de investigación de Whipple estuvieron relacionados con la anemia y con la fisiología y patología del hígado. A lo largo de un año trabajó con W. Gorgas y S.T. Darling sobre la anemia causada por infecciones parasitarias y, de forma especial, en las lesiones que se producían en el tracto intestinal. También estudió los tejidos de enfermos de “blackwater fever” o hematinuria palúdica.

En la John Hopkins University trabajó con William H. Welch en el estudio de la necrosis hepática producida por anestesia con cloroformo. Estaba interesado en reunir información acerca del poder de regeneración de las células hepáticas, lo que pudo comprobar en experimentos realizados con perros. Mostró igualmente su interés en la ictericia que aparecía siempre relacionada con la intoxicación clorfórmica y con otros daños en el hígado. Pudo describir la ruta que siguen los pigmentos desde el hígado a la sangre y de ésta a otras partes del cuerpo y verificar que el sistema linfático juega un papel insignificante. Junto con C. W. Hooper trabajó también en la producción de pigmentos biliares fuera del hígado.

Tras su estancia en la Hooper Foundation, Whipple continuó sus estudios sobre las fístulas biliares y pronto comprendió que era necesario un mejor conocimiento de la producción de hemoglobina para poder comprender el metabolismo de los pigmentos biliares. Así comenzó los trabajos sobre el efecto de distintos alimentos en la regeneración de la sangre. El modelo que empleó consistía básicamente en sangrar a perros para ponerles en situación de anemia y alimentarles después con dietas que se limitaban a un solo tipo de alimentos procedentes de un órgano en particular, como cerebro, riñón, hígado, etc. Descubrió con este procedimiento que el  hígado era el más eficaz, seguido después por el riñón y por los músculos. Estos experimentos indujeron a George R. Minot y a William P. Murphy a usar hígado crudo en el tratamiento de  enfermos afectados por una anemia perniciosa. Esto supuso la salvación de centenares de enfermos que hasta entonces estaban condenados a un final rápido y sin remedio. Por otra parte, cambió de manera esencial el concepto y la visión patogénica de gran número de anemias. Esto les valió a Whipple, Minot y Murphy que en 1934 se les concediera el premio Nobel de Fisiología y Medicina.

Whipple no sólo se dedicó a este tipo de temas sino que también abordó el estudio de la tuberculosis, las pancreatitis, la intoxicación con cloroformo en animales, el metabolismo del hierro, los constituyentes de la bilis, la regeneración de la proteína plasmática, etc. Asimismo estudió el metabolismo de las proteínas con lisina marcada con C14 y la distribución y funciones de la vitamina B12 marcada con Co60.

A lo largo de su vida recibió muchos premios y honores de parte de universidades e instituciones científicas de todo el mundo. En 1934 recibió la medalla de oro de la Pathological  Society of Philadelphia. Debido a su excelente y reputado trabajo también es miembro honorario de  muchas asociaciones, sociedades y academias científicas.

La enfermedad de Whipple es la granulomatosis intestinal  lipofágica en la que se produce una infiltración intensa de la pared intestinal y de los linfáticos por macrófagos repletos de glucoproteína. Es una enfermedad generalizada que cursa con esteatorrea como signo principal, de predominio en hombres en el cuarto o séptimo decenios de su vida. Habitualmente es difícil distinguir este tipo de malabsorción de la producida por otras enfermedades graves como la tuberculosis o un linfoma, pero en la de Whipple aparece una artritis no deformante. Cuando se presentan los síntomas gastrointestinales, la enfermedad cursa con relativa rapidez: diarreas, pérdida de peso, debilidad, anemia y deficiencias en vitaminas hidro y liposolubles. También hay linfadenopatías en el 40 % de los pacientes, manifestaciones de la poliserositis, pigmentación dérmica, fiebre en un 25 % de los casos y masas abdominales pastosas o plásticas en un 25 % de los enfermos. Parece que Whipple describió por vez primera esta enfermedad en la figura de un médico misionero de 37 años. Publicó el caso en el John Hopkins Bulletin; hablaba de “una  enfermedad no descrita hasta ahora y caracterizada anatómicamente por la presencia de grasa y de ácidos grasos en el tejido linfático mesentérico e intestinal”.

En algunos lugares se habla también de la “tríada de Whipple” que consiste en hipoglucemia espontánea con manifestaciones del sistema nervioso central, vasomotores o psiquiátricos; niveles repetidos de glucosa en sangre inferiores a 50 mg / 100 ml; y mejoría de los síntomas tras la administración oral o endovenosa de glucosa. Se presenta en los tumores de las  células de los islotes de Langerhans.

Falleció en 1976

LA POSICIÓN DEL PACIENTE

FRIEDRICH TRENDELENBURG

Friedrich Trendelenburg era hijo del conocido filósofo Friedrich Adolf Trendelenburg (1802- 1872) y de Ferdinande, hija de un médico. Nació el 24 de mayo de 1844 en Berlín, en el momento que podía considerarse como centro mundial de ciencia médica y de su enseñanza. Sus primeros estudios los realizó en su hogar; su padre le enseñó latín y matemáticas y le inculcó la importancia  de la libertad de pensamiento y de la observación. Su madre le enseñó inglés y geografía. Después, a la edad de 10 años, fue al gymnasium local, hasta la edad de 17 años. Disuadido por su padre que pensaba que todavía no estaba preparado para ingresar en la Universidad, lo envió a Edimburgo a enseñar alemán a la familia de un editor.

En la Universidad de Glasgow, tomó clases de anatomía con Allen Thomson (1809-1884); pronto se convirtió en su colaborador y ayudante. De forma paralela asistió también a algunas clases del profesor Joseph Lister.  En julio de 1863 Trendelenburg regresó a Berlín en cuya Universidad emprendió los estudios de medicina. En primer curso estudió disección, química inorgánica, historia de la medicina, metereología y filosofía. Bernhard Rudolf von Konrad Langenbeck (1810-1887) (decano y uno de los que cambió la cirugía en Alemania) y Ludwig Traube (uno de los tempranos iniciadores de la termometría clínica) fueron dos de los profesores que más le influyeron. Se graduó el 12 de junio de 1866, cuando tenía 22 años  Terminados los estudios sirvió como cirujano en el Hospital militar de Gorlitz durante las  hostilidades austro-prusianas. Intervino a muchos pacientes de los que buena parte murieron. Algunos tenían cólera  y usó el humo de cigarros habanos para limpiar el aire. Unos meses más tarde regresó a Berlín para redactar su tesis de doctorado, que llevó por título The Veterum Indorum Chirurgia que dedicó a Allen Thompson.

Después realizó los exámenes de estado y completó sus obligaciones militares en Kiel en la clínica Johann Friedrich Esmarch.  Durante los años 1868 a 1874 Trendelenburg trabajó como ayudante en la clínica de Langenbeck, Según señala en su autobiografía, en la clínica de Langenbeck utilizaban el cloral de Liebreich a dosis altas. Los pacientes se dormían, pero a menudo no despertaban. Solía mostrarse muy precavido y llamaba la atención de la importancia que tenía el conocimiento de la historia de la medicina para un médico.  En 1874 obtuvo la dirección médica del centro quirúrgico del hospital de Friedrichshain en Berlín, donde introdujo las técnicas listerianas de antisepsia. Ese mismo año se casó con Charlotte Fabricus con la que tuvo seis hijos.

Al año siguiente abandonó Berlín para ser profesor de cirugía en Rostock. Siete años después, en 1882, asumió el mismo cargo en Bonn y, en 1895, sucedió a Karl Thiersch (1822-1895) en Leipzig a la edad de 51 años. En Leipzig consolidó su posición como jefe de cirugía de la clínica universitaria. Allí permaneció hasta su jubilación en 1911 y allí formó a grandes cirujanos como Willy Meyer y Martin Kirschner.   Fue el primero en utilizar anestesia por vía endotraqueal (1871). También ideó la que se conoce como “cánula de Trendelenburg”, cánula cubierta de un saco dilatable de goma, usada para cerrar la tráquea e impedir la entrada de sangre después de la traqueotomía. Describió asimismo lo  que se conoce como “síntoma de Trendelenburg”: Modo de andar semejante al de un pato en la parálisis de los músculos glúteos.

Dedicó especial interés a la cirugía genito-urinaria. Señaló que la reparación de los defectos congénitos de la uretra y la vejiga es muy difícil y, quizás por eso, es uno de los capítulos más importantes de la cirugía plástica.Ideó una artrotomía sacroilíaca para la extrofia de vejiga (deformidad congénita por detención de desarrollo de la pared abdominal y la anterior de la vejiga, en la que la cara interna de la pared posterior de este órgano aparece en forma de tumor en la región antero-inferior del abdomen), así como un tipo de pieloplastia (abría la pelvis renal, dividía las paredes pélvica y uretérica con tijeras hasta la parte más baja de la pelvis y suturaba los extremos del uréter y la pelvis juntos para permitir el drenaje. Esta operación se describe minuciosamente en uno de los primeros textos de urología publicado en 1912 y escrito por Ramón Guiteras.

La posición que lleva su nombre (posición de Trendelenburg)  ya se venía utilizando de  forma empírica desde los primeros momentos de la medicina científica. Celso, Pablo de Egina o  Albucasis ya la recomendaron para operar hernias. En su autobiografía, Trendelenburg señala que la empleó en Rostock. Es la posición supina sobre una mesa inclinada a 45º con la cabeza abajo y las piernas colgando por el extremo superior de la mesa. Utilizaba esta postura en operaciones de hernia estrangulada, en la de cálculos en la vejiga, y en las de los órganos genitales internos de la mujer, especialmente las fístulas vesicovaginales. A principios del siglo XX los cirujanos ya la habían adoptado mayoritariamente y su nombre quedó ligado al de Trendelenburg.

En 1907 hizo embolectomía de la arteria pulmonar. La que se conoce como “operación de Trendelenburg” consiste en ligar la vena safena para el tratamiento de las venas varicosas de la pierna. El síntoma de Trendelenburg consiste en levantar las piernas por encima del nivel del corazón, hasta vaciar las venas; luego se bajan rápidamente. Si las venas se distienden inmediatamente, es indicio de varicosidad e insuficiencia de las válvulas venosas.

Friedrich Trendelenburg fundó la Sociedad Quirúrgica Alemana en 1872, y se interesó en la historia de la cirugía. En 1906 fue invitado a la 57 sesión anual de la American Medical Association para  hablar en las sesiones dedicadas a anatomía y cirugía.

Murió en 1924 a la edad de 80 años a consecuencia de un cáncer de mandíbula.