En el  Medievo  aparece John  Arderne,  llamado por muchos el “Padre de la Proctología”.

Fue un importante especialista en esta materia,  por sus conocimientos anatómicos de la región y por su dedicación en especial.

John Arderne nació en Newark (Nottinghamshire) en 1307, de donde pasó a Londres, llegando, como cirujano militar, a actuar en la guerra de los Cien Años; tuvo allí la oportunidad de operar abscesos y fístulas.

Fue médico del duque de Lancaster, el “Príncipe Negro”.

Escribió en 1349 un ensayo sobre los enemas e inventó instrumentos  quirúrgicos.

Su obra maestra fue “Practica Magistri Johannis de Arderne”, en la cual condensó toda su experiencia y conocimientos de la cirugía anorrectal. Dicho tratado fue escrito en latín en 1370 y parcialmente traducido y publicado en inglés por John Read en 1588. El resto quedó en forma de manuscrito, cuyo original se conserva en el British Museum, y la reproducción hecha por D´Arcy Power se exhibe en la Biblioteca de los Cirujanos, en Washington (Teatrises of Fistula, Hemorroids and Clisters).

El manuscrito de Arderne contiene las ilustraciones del instrumental que el autor empleaba en el tratamiento de las fístulas de ano  y formula los principios básicos que él utilizaba en su tratamiento quirúrgico, obteniendo al parecer muy buenos resultados.

Aconseja para la fístula anal, tratamiento combinado de ligadura e incisión.

“Se inserta una sonda en la fístula, y se hace atravesar por 4 hilos de ligadura, haciendo pasar la ligadura por la fístula. Se anudan los dos extremos de los hilos y se tira progresivamente. Se pasa luego el bisturí sobre la sonda acanalada y se corta”.   “Las ramificaciones de la fístula deben de ser tratadas de la misma manera”.   “Para evitar la hemorragia basta la presión : vendaje en T”.   Su técnica quirúrgica para tratar las fístulas, fue usada en todas las naciones europeas hasta 300 años después y tuvo gran éxito tardío con la operación de Luis XIV de Francia.

En las hemorroides aconsejaba escisión y ligadura. A él se debe la descripción detallada de los tipos de hemorroides (internas, externas y trombosadas) y de otras afecciones anorrectales.

Tiene el mérito de haber dado gran importancia al tacto rectal, efectuando la descripción clásica del  chanclo (neoplasia) rectal.

“antes de efectuar cualquier operación en el ano-recto, el cirujano debe explorar esa región con el dedo, para asegurarse de que no hay induraciones”.

“Si se encuentra una masa (hay un cáncer presente), no se debe de operar porque el caso es incurable”.

“El chanclo se trata de un tumor situado en el recto, de consistencia muy dura, pero poco dolorosa… y para su diagnóstico es necesaria la exploración rectal digital… gracias a la cual podemos palpar una masa dura como una piedra”.

“El chanclo (cáncer de recto), es incurable y se debe de renunciar a la intervención”.

Sus libros fueron escritos antes de la imprenta, por lo que fueron muy poco difundidos. Tienen el gran valor de haber sido publicados en una época en que estaba mal visto que los médicos tratasen enfermedades anorrectales.

Falleció en 1390